¿Te has preguntado alguna vez qué tienes que hacer si quieres escribir? Mejor dicho, ¿qué cosas te son de utilidad si quieres plasmar tus pensamientos negro sobre blanco?
Yo me lo he preguntado muchas veces y, también, he leído mucho acerca de esto. Y, más allá de las sugerencias de esos gurús mágicos que tanto abundan, he acabado teniendo claro que solo hay dos respuestas válidas. Leer y escribir.
Vale, esto es lo que se dice siempre. Más que en los blogs de motivadores de internet, en las escuelas, universidades, etc. Pero es así. No les falta razón. Si quieres escribir, tienes que leer, porque es el mejor modo de que aprendas a expresarte. Esto tiene su truco. Lo primero, no quiero decir que tengas que copiar ni las palabras, ni el estilo de nadie. Lo segundo, no vale que leas cualquier cosa.
Si crees que leer por leer te puede resultar útil estás muy equivocado. Tienes que escoger bien lo que lees, porque hay gente que escribe muy mal y porque hay gente que escribe cosas equivocadas. Pero, claro, lo que nos importa aquí es la técnica y, en esto, es el primer punto el que cuenta.
Cuando te digo que no vale cualquier cosa, no quiero decir realmente que no debas leer todo lo que te apetece. Hay mucho contenido que, aunque esté mal escrito, te puede ser muy útil en otros aspectos. Pero, cuando lo que quieres es aprender a escribir, tienes que fijarte en los que marcan la diferencia. Para no equivocarte, tira por los clásicos y por autores cuyo estilo esté valorado en un modo general.
Hoy en día, sobre todo en internet, hay un montón de lecturas que pueden ser interesantes en cuanto a su contenido, pero no por su estilo, gramática u ortografía. Esto puede sonar atrevido por mi parte, ya que yo no soy ningún maestro, pero creo que es conveniente discernir entre las posibles influencias que uno ha de adoptar.
Al igual que, cuando estudiaba, recibí el sabio consejo de leer, algunos sabios me dieron el consejo de escribir. Tengo que reconocer que fueron los menos, pero fueron los más sinceros. ¿Por qué? No lo sé. Me causa extrañeza porque, cuando uno quiere ser conductor profesional no le recomiendan leerse repetidamente los manuales de educación vial. Le recomiendan echar horas en la carretera. Y, a mí, lo que me hacía falta para escribir era echarle horas delante de la pantalla.
Vale, lo de escribir no es incompatible con lo de leer, ni mucho menos. Si quieres escribir, son importantes ambas cosas. No pienses que con una de las dos te vale. Ninguna es mejor ni más imprescindible que la otra.
Lo que pasa es que, si quieres escribir, tendrás que dedicarle tiempo a leer y a practicar.
Oye, que esto no te garantiza el éxito, porque el éxito nadie lo garantiza en ningún ámbito. Pero me parece que no hay modo de alcanzar la gloria sin un poco de curro y, si quieres escribir para ganarte la vida –o sentirte realizado, al menos–, tu curro es el de leer y darle a la tecla.